Monsieur Sandoz

Monsieur Sandoz

domingo, 21 de noviembre de 2010

Porvenir.

Quizá añoré verte conmigo, cuando me oí decir lo que deduje que mi lengua de óleo,obstinada, habría de pintar.

Mis cuentos se habían fugado por una callejón que no era de esta ciudad, y mi vida era un anagrama turquesa,un desenlace del cuál aún no me sentía del todo parte,y del cuál no he comprendido la coherencia de la trama que intentaba tejer.
Se transluce un río potable suicidándose a pedazos,en las márgenes de mi cielo ajeno.Me duelen los pasos,mi cabeza digiere a cuenta gotas,los tragos de una resaca prismática.El domingo fiel a su costumbre,me cita en la soledad de mi impaciencia a relamer con ansias recuerdos exquisitos,a escuchar sonidos que fueron acompazando mi silencio eternamente melódico, a recobrar el amor de los amigos,a sentarme a pensar.
Pienso en trenes y en vías pintadas de mentira, pienso en perfumes coloridos(quizás florales) de algún atardecer Misionero.Alguna música y en las caras de las gentes una mueca de alegría expectante,siempre esperanzadas del porvenir.No lo saben,¿cómo pueden ser tan ciegos? tan sin ganas de entender que es todo un truco,que los mueve no la espera optimista de una ráfaga de viento azul acarreando un Jesucristo postmoderno,sino ser el decorado antropoide,el grupo de extras que propician que le brindan ese brillo de realidad presumida,a siniestros que tienen las partidas plagadas de triunfos oscuramente vitalicios.Las partidas en las que alguien se queda con la panza llena de miseria invaluable, y en la que otros,en cambio,con sus ricas almas condenadas a construir castillos infinitos de mediocridad,apretando con dedos hirvientes de ilusión el boleto del tren siguiente,del que no vendrá,porque no alcanza para convocarlo,solo ilusión y cristiano optimisimo.Uno que se queda no es suficiente para recobrar vuestros sueños,para materializar el milagro de los trenes que se van y alguna vez regresan.
Luego no hay andén,ni siquiera el humo que el progreso le ha sacado al quedarse.Los vestigios ócres que toda maldad debería dejar a su paso también se esfuma, ayudándonos a esconder las lágrimas que no acaban de caerse.
Si alguna vez,por acaso,el destino inevitáblemente sádico, me ha ordenado ser quien se marcha,quitarme del sitio al que pertenecía,mi humana debilidad no me permitió combatir la sensación de estar siendo solo objeto de mudanza,de ser un nómade de corázon autista.Sino más bien de ser quién se marcha para resucitar,para oxigenar las mentes desvastadas de traición.Para que, desde donde sea que vaya a terminar,pueda ser el que se queda,el que duerma las vigilias atemorizadas, el que oíga con devoción las melodías de la humildad,el que junte los trozos de dignidad despedazada que ha dejado el camino.el lunático,el que aún no se anima a renunciar a la estúpida fe en la humanidad.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Brainstorm.

Habrá de ser que empiezo a conocerte.

¿Qué habrá pasado que nos volvimos a oxidar?Cuando creo identificar a tu verdad entre el montón,la máscara se esfuma y el brote de vida que me diste se abruma a mordiscos,otra vez.
Me quede sentado ahí,mirando que habrá de comentar aquél murmullo silencioso que se pierde en los oídos de hormigón de la vereda de enfrente, que de seguro,sorprendido,se preguntará cuando fue la última vez que a mis ojos no se les veía el fondo y a mis manos se les fruncía el movimiento.
¿Que habrá pasado que nos vimos enroscados con la misma serpiente,otra vez?
Si parece ayer cuando te dije que aquél bosquejo que plasmé en tu vientre solo brillaba cuando nos escuchaba reír,cuando supe entender el idioma en que tus lágrimas me contaban del largo y vertiginoso viaje que dotaba de significado el esplendor de tu personalidad.Pero ya ves,hay rutas que siempre querrán llevarnos al mismo lugar:toda caída suele ser sabiduría,toda soberbia suele ser el fin de algún principio, y todo mi dolor suele llamarse tu partida.
Yo (quizás) sin pensarlo mucho,quiero que me vuelvas a morder la nuca con muecas de devoción,prefiero lo sublime de tu ardor en mi pecho y detengo lo oscuro de nuestra conexión.Pero mi recuerdo,en cambio,oscila cada vez que esa melodía arenosa empaña mis oídos y agita mi voz.Yo quiero rezarte cada vez que me lo pide mi soledad,voy a suplicar una señal cuando mi tranquilidad se enfurezca con mi bronca, y voy a dedicarte los rojizos de mi corazón cada vez que mi cerebro me devuelva tu rostro aturdido.