Este mundo es Ágil y nos devuelve la prisa olvidada.
Ofrezco que Vayamos,por esta vez, a ahorrarnos los preámbulos estériles.No voy a preguntar por qué viniste y no porque lo sepa, sino porque el saberlo no hara ni más corta ni más leve tu estadía.
No querré saber tampoco a quien culpar de tu visita,Porque mío y solo mío es (siempre lo ha sido) el infausto honor de provocarte.
Mas por el contrario ,puta mía,me ofrezco de voluntario a tu gélida caricia,no habrá estremecimientos ni reproches(esos que han sabido darnos de comer) cuando eches tu brazo pálido a mi cuello y la presión sea tan leve y tan constante como siempre. Suficiente para nublarme el juicio y teñir mis labios del mismo marrón omnubilado que adivino trás el velo en que se esconde tu mirada.Pero no tan fuerte como para darme el alivio de una muerte momentánea,de ese olvido de ente quieto,ciego y sordo,ese perdón que necesito y no merezco.
Otra vez fue en un domingo agonizante que sentí tus pasos blandos acercándose a mi espalda,te vi,sonriendo allá,esperando pacientemente,el momento en que decidas arrojarte sobre mí, en abrazarme con tus garras siempre suaves,en desplegar en todo mi pecho la eternidad de tus caprichos.Supe lo siguiente y no intenté escapar, no por cobardía ni a sabiendas de lo inútil que sería resistirme, sino más bien por cierta dignidad de ser indigno,que percibe en la inminencia del castigo un óculo repugnante de justicia y aunque no termina de entenderlo no se opone, más bien cede a un impulso involuntario,de apretar con el mentón el nudo ciego que el verdugo inexperto le echa al cuello.
Las vivencias que traigo a cuestas(pobres,pero eficaces) me indican que vas a estar acá por algún tiempo,o más bien me llevarás un tiempo a mí, al lugar donde te sientas más a gusto, al lugar en que las cosas tienen,además del suyo propio, el peso de la culpa y la torpeza, el peso de ser horrendas por mi culpa de haber sido tan poco culpable, por haberlas sacado del lugar a las ideas y haberlas arrastrado a una realidad tan necia y mía.
No voy,como dije, durante el tiempo en que decidas perseguirme, a renegar de vos ni de tus vicios, voy a dejar que todo sea como debe: sucio,ocre, denso y frío,sin la mínima queja ni pedido de clemencia. Te merezco y,de cuando en cuando,te mereces ser mi sombra.Se que al otro lado del espejo, en el sitio en que tus ojos son tan ciegos como acá, el cuadro va ser el mismo y a tu espalda voy a estar yo,mereciéndome con rabia ser el dueño de las manos,de las piedras apiladas en tu pecho y de la sombra que te sigue a cuatro palmos de distancia,sin tocarte pero haciéndose arrastrar.
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