Monsieur Sandoz

Monsieur Sandoz

martes, 15 de diciembre de 2009

Bubulina.

Desperté mal tapado y con el pie derecho alacambrado,como ironizando la supersticiosa percepción de que el día no iba a ser otra cosa que una turbia nube de heces.
Aún reflexionaba sobre Dolina y su bar del Infierno,que habían herido mis púpilas y mi admiración(al mismo tiempo) la noche anterior.Mordí unas masas,quemé mi boca con una infusión que ya no recuerdo y me senté a a esperar.
Esperaba volver a sentír algún mordisco rabioso,algún sahumerio maloliente,alguna nube mal secada, algun otro pibe llorando en Si menor.Pero lo único que conseguí fue pensar y saberte viva,y justo en el preciso instante en el que ya empezaba a creerme aquello de que la lluvia con sol era señal de que el diablo finalmente habría encontrado envuelta en lágrimas a Peggy Sue.
Voy siguiendo pistas y dudo que todas las espinas conduzcan a la misma rosa,y atravesando mi tarde de agonía residual y bostezos de aucaudalado cansancio, puedo decir que aún mis rodillas siguen renuciando de vez en vez ,que mi lengua no encuentra cura para la calvicie ,y que aunque lo fatuo de los cadáveres fríos que acampan en vilo los remanes de mi vida padecen de inmortalidad, aún no se han devanado mas que una humilde migaja de mis ganas de seguir riendo.
No me consuela saberte perdida por ahí, en cualquier recóndito lugar de vuestra ciudad(que es una servilleta), en la que bastaría con subirme a las narices de un semáforo, en brutezas desesperadas, para verte fluir por la acera. Pero tengo fobia a las alturas y pánico a encontrarte sin saber que hacer con tanta vos y tanto yo,con tanto hueco hinóspito, repleto de tu falta.Esas veces, esos ratos de labios difuntos y manos convertidas en contrapulsos hirvientes, maldigo mi presencia sin sentido y me descomprimo por poder hacer del tiempo y del espacio una baqueta maniobrable entre los dedos, convertirlo todo en una otredad tergiversada, una bolita de cartón con un sentimiento de papel dentro; un vestigio de todo lo que es mío sin saberlo y rescatarte con cuidado, con paciencia (y estupor) ,cuál un artesano ,de esa armadura de telas ocres y ese llanto azul plagado de impotencia abismal. Arrancarte de ese caos de vidrio incandescente, por una pierna o una mano, darte a fuerza de quererlo intentar aunque tan sólo fuese por esta única vez ,secar con tinta y melodías esos sótanos húmedos ya inhabitables y convertirlos en óleos de vergeles primaverales.Me susurro con pesimismo la casi inexistente posiblidad de superar una idea tan distinta a lo pertinaz que es ser vos, pero acaso tan suficiente para mí.
Volvió a oscurecer y otra vez mis ojos cayeron en el bar del infierno,percantandome de que el invierno se acerca siempre,mis esperanzas,en cambio, sólo se asoman cuando sienten el calor de un nuevo sol.

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